El auge del pop(ulismo)

El auge del pop(ulismo) Arrogante, maleable y ganchero, Robbie Williams busca su corona (¿La del pop? ¿La del mundo?) con un nuevo disco, Take the crown, repleto de potenciales hits.

 ¿Qué corona se propone tomar Robbie Williams en un mundo en el que existe Justin Bieber? ¿La de la música universal? ¿La del pop británico? ¿La de los ex boy band que cimentan una sólida carrera? Probablemente, quiera todas esas y algunas más. Arrogante, maleable, ganchero y con la alforja repleta de hits, el ex Take That acaba de volver por sus fueros (sean cuales sean) con su noveno disco, Take the crown.

 El primer trabajo solista de Williams tras la reunión temporal del grupo vocal devuelve a la estrella más populista del pop británico. Ya de por sí hablar de "tomar la corona" es un concepto narcisista, en un disco ilustrado con numerosos bustos del cantante en diversas expresiones faciales. Y en Take the crown eso está reforzado por letras permanentemente autorreferenciales. No es estrictamente malo, en épocas en que el pop muestra damas fuertes y hombres algo timoratos.

 "Ellos decían que la magia me estaba dejando. No lo creo", canta en el inicio de "Be a boy", con un ritmo sostenido de sintetizadores al estilo de las piezas ligeras de tecno pop de los 80.

Pop(ulismo), primera marca: el culto a la personalidad de Williams es abrumador. "Tengo 16 años, y te amo, y estoy parado en tu paso", fantasea en "Gospel". Y en "Shit on the radio" directamente se ríe un poco de todos los competidores potenciales. Y promete que si te lleva a tu casa otra vez nunca te dejará, porque no es su "primer rodeo".

 Pop(ulismo), segunda marca: Take the crown entrega exactamente lo que se esperaría de un disco de él, para bien y para mal. Un Frankenstein armado con experiencias exitosas, con programaciones o más orgánico, volcado a los 80 o a los 90, algo más rockero que tecno pop. Y se pueden contar seis o siete superéxitos potenciales, como mínimo.

 Ya pasó "Candy", el adelanto con sonido Motown coescrito con Gary Barlow, que fue número 1 en Inglaterra. Si ese tema confirmó su pasta radial, con su ritmo acelerado, su estribillo pegadizo y su factura liviana, esperen a escuchar el segundo corte, "Different", una "balada para hacer pogo" con su in crescendo orquestado, como las que había patentado Oasis hace unos años.

 Esos dos primeros simples parecen a años luz de distancia en el espectro del pop, y esa es una de las claves de Robbie. Se toma de aquí y de allá, hasta formar la corona de éxitos. En "All that I want" vuelve a los sintes de los 80. Pero en "Hunting for you" y, sobre todo, en "Into the silence" juega a ser el Bono mesiánico del U2 circa The Joshua Tree. "Clap your hands" se mete en los terrenos de Franz Ferdinand. Y en el cierre con "Losers" canta con Lissie una balada acústica con seguro destino de radio.

 Gran performer antes que gran cantante, Robbie entrega un poco para todos, con estribillos pegadizos para estadio y un sonido tan versátil como reconocible. Algunas coronas recuperará.

 fuente:

http://www.clarin.com/discos/discos-Robbie_Williams_0_815918590.html

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